Fernando Burlando es una de las personalidades mayores dentro del ambiente farandulero y legal de nuestro país, habiendo obtenido visibilidad como nunca antes, luego de haber colaborado más que activamente en el esclarecimiento del crimen de Fernando Báez Sosa.
Estrella como pocas en la pantalla chica, Fernando Burlando se convirtió en uno de los personajes más aclamados por todos en cada programa en el que participó. Conforme avanzó el tiempo, sus aspiraciones se volvieron más interesantes, al punto de tomar fuertes determinaciones.
Luego de tener a su más reciente hija, Sarah, el letrado se subió al tren político y se embarcó en una campaña para convertirse en Gobernador de la provincia de Buenos Aires. Su presente es tal que, con regularidad, sorprende en todos los ámbitos de su vida.
Si bien su vida profesional es ampliamente conocida, los detalles de su vida personal son un completo misterio, puesto que no habla con libertad de ellos. Es por eso que en recientes horas se rumoró que se habría casado en secreto con Barby Franco.
Conocido es por todos el gran lazo sentimental que tienen los famosos, lo que habría motivado que contrajeran nupcias, sin anunciarlo a nadie, al menos que la prensa sepa. Todo esto surgió a raíz de una misteriosa postal que difundió la pareja del abogado, dejando más dudas que certezas.
Fue Juan Etchegoyen el que mencionó que todo indicaba que era una realidad, el sí definitivo de la pareja, aunque habría recibido una negativa al consultar directamente con el famoso. Por el momento, habría algunas razones para no dar a conocer la determinación, aunque todo es pura especulación.
Sus ambiciones destruidas
Luego de que trascendiera nacional e internacionalmente su imagen, Fernando Burlando decidió que era el momento para dar a conocer su candidatura a Gobernador. Sin embargo, sus ambiciones se fueron desdibujando, cuando la opinión pública lo castigó por haber sido el defensor del mismísimo Jey Mammón.
Cuando se dio cuenta de que su imagen estaba descendiendo en las encuestas, se hizo a un lado de la defensa del mediático, pero ya era tarde. La población no perdonó, puesto que consideró que algo tan delicado no podía estar en las manos de alguien que se postulaba.