A poco de cumplir dos años de casados, lo cual considera un sueño, el periodista Luis Novaresio y el empresario inmobiliario Braulio Bauab cuentan algunos secretos de su convivencia. “Creo que es una de las cosas más lindas que tenemos”, admitió el esposo del conductor.
“Levantarnos los sábados y domingos, desayunar tranquilos, leyendo todos los diarios. Yo en realidad nunca los compraba, pero ahora este señor periodista político los compra todos”, repasa Braulio Bauab sobre cómo cambió su vida con Luis Novaresio a su lado.
“Es hermoso cuando uno llega cansado a la noche y se apoya en el otro. Recostarte en el otro y relajarte. Además, con la actividad que tenemos, la laboral y la paternal, si no conviviéramos no tendríamos mucho tiempo para estar juntos", destaca el empresario inmobiliario.
“Con el paso del tiempo todo se va transformando, pero en nuestro caso para bien. La convivencia para mí es un hecho inesperadamente hermoso. Yo, por lo general, me levanto antes, preparo el desayuno y se los sirvo a Braulio y a Vera (hija del empresario)”, dice el conductor de LN.
Sobre el ambiente que se generó con la presencia de Luis en la casa, Braulio admite que su pequeña hija lo llama padrastro al periodista. “Braulio intentó que me dijera Papastro, pero Vera prefiere llamarme Padrastro y a mí me divierte mucho”, dice Novaresio.
“Yo tenía una vida muy volcada a mi interés profesional, nunca me imaginé que me iba a encontrar con una niña con la que me divirtiera y empezará a tener otras preocupaciones. Tengo tendencia a ser muy dramático, por ejemplo, a tener miedo de que se caiga a la pileta”, mencionó.
Nueva vida
“Veía a mis amigos que tenían hijos y sufría. Y ahora me ocupo yo de cuidarla, es una experiencia muy divertida. Yo había clausurado mi deseo de paternidad, a lo mejor por el paso del tiempo. Creo que la paternidad es compartida y admiro al que se anima solo”, contó el periodista.
“Sé que es un acto de heroísmo para el que yo no estoy preparado. No tengo esa madera”, reconoce Luis Novaresio sobre todo lo que tuvo que aprender en estos casi dos años de convivencia junto a su marido y su “hijastra”, que se adoptó de buenas a primeras.